28/10/12

"Cali"ente



Llegué a Cali desde Popayán, entré por el sur, un sur que parece norte, según lo que se acostumbra en cualquier urbanización medianamente grande. Y es que hasta en eso Cali está patas para arriba, el sur rico y lujoso, despliega una gran cantidad de edificios de primer nivel y recorren sus calles automóviles de alta gama. A medida que uno comienza a cruzar la ciudad, la misma se transforma. Como toda gran ciudad, armada como un rompecabezas de retazos, deja ver una gran cantidad de comercios, oficinas administrativas y algunos asentamientos, que se van transformando en regla a medida que el rumbo norte se materializa.

17/10/12

Somos hijos de la tierra

Llevo 9 días en Colombia y transitando de un lugar a otro la policía local ya me pidió el documento 6 veces. Buen promedio sin dudas. Y si bien no me molesta dar cuenta sucesivas veces de mi identidad a los señores que guardan el orden público ni tampoco escuchar comentarios sobre Messi o "che boludo" con acento colombiano cada vez que saco a la luz mi procedencia, esta cuestión me puso a pensar en esta cosa rara que tienen las fronteras.

Actualización del diario de viaje

Ya están las actualizaciones del diario de viaje y otras secciones con los correspondientes datos de Ecuador.

Espero que les sirva!

http://latinoamericaenmispies.blogspot.com/p/diario-de-viaje.html

16/10/12

San Agustín, la niña mimada del Huila

San Agustín es un pueblo ubicado en el Departamento del Huila, al sur de Colombia, el cual se ha convertido en un punto bastante visitado por el turismo.

Llegué a San Agustín y nos recibió gentilmente la familia Cuspian. Steven, uno de los hijos de la familia, está ducho en la recepción de viajeros de todos lados que llegan al pueblo y es un excelente anfitrión.
San Agustín.

Nunca tanto, nunca tan poco.

Y van seis meses. Nunca estuvo en mis planes ponerle fecha de expiración a mi viaje, aunque inconscientemente, o no tanto, a estas alturas ya me proyectaba en Buenos Aires, perdida, intentando recomenzar la vida normal en la jungla de cemento. Eso, cuando aún costaba estar en el modo "dejarse llevar".
Hoy, después de seis meses y en la otra punta de Sudamérica, sigo rememorando los motivos por los cuales partí. Y están ahí, intactos. La curiosidad, las ganas de saber que había allí afuera, la idea de eriquecerme con el encuentro con culturas diferentes, con el contacto con otros viajeros con ideas tan similares y tan disímiles al mismo tiempo, escapar un poco de la rutina y de la creación de un yo que no era el que quería.
 Y cuando el modo "dejarse llevar" se enraizó en mi inconsciente, sin darme cuenta se transformó en una forma de vida, al menos, por ahora y por el tiempo en que quiera seguir transitándo tierras foráneas.

10/10/12

A Colombia 3 en 1.


Salí de Ecuador de manera triunfal. Tuvimos la suerte de llegar a la frontera haciendo dedo en dos camiones. El primero nos llevó desde Otavalo a Salinas. El segundo nos levantó en el mismo lugar en dónde nos había dejado el primero y David, su chofer, nos dejó en la puerta de migraciones. No podíamos pedir más, nos habíamos ahorrado unos 4 dólares que iban a resultar en nuestro alojamiento en nuestra primera parada en tierras colombianas.