20/8/12

La mística misteriosa de Cuenca

Me pregunto que es lo que hace que Cuenca me guste tanto. ¿De dónde provendrá esa fuerza mágica que me invita a caminarla y querer descubrirla todo el tiempo?. Aún sus 2500 metros de altura no me agotan, aún su cerrado cielo no me espanta.

Antiguos edificios de estilo colonial le da un tizne de ciudad bohemia. Techos de tejas, balcones y ventanas con rejas que bailan al ritmo de su creador y que remontan a las épocas de nuestras mazamorras.


La Cuenca colonial



Sierra, río y parques verdes y frondosos se hacen uno con la arquitectura de la colonia y me permiten escapar hacia el contacto con la naturaleza. Y cuando el sol sale, rebasa de alegría mi corazón, y recibo y valoro cada rayo de que Inti me da.

La Cuenca verde

La paz de la sierra, su ritmo lento, su gente sumisa, sus calles desiertas los domingos. Ciudad que parece pueblo.

La mezcla de colores que se apagan con la constante nubosidad del cielo, el aroma a chocolate caliente por las calles, el clima fresco que crea fantasías de frazadas y escarpines.

Y en el medio sueños, días grises de eterna felicidad y días grises de los más grises. Cuenca juega constantemente con mis sentidos, con mi cabeza. Y yo, me uno a su juego y danzo al ritmo de su caprichosa voluntad.
Noche en Cuenca






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