24/8/12

Hacia brisas de paz. Ayampe



 
 
Para todo lo demás existe esta tarjeta de crédito tan popular. Pero el sonido del mar descontaminado de otros ecos no puede pagarse. Así me pasó hoy, cuando tuve la oportunidad de llegar a la desierta playa de Ayampe, a unos kilómetros de Montañita.

20/8/12

La mística misteriosa de Cuenca

Me pregunto que es lo que hace que Cuenca me guste tanto. ¿De dónde provendrá esa fuerza mágica que me invita a caminarla y querer descubrirla todo el tiempo?. Aún sus 2500 metros de altura no me agotan, aún su cerrado cielo no me espanta.

Antiguos edificios de estilo colonial le da un tizne de ciudad bohemia. Techos de tejas, balcones y ventanas con rejas que bailan al ritmo de su creador y que remontan a las épocas de nuestras mazamorras.


La Cuenca colonial


14/8/12

Dale que va

Cumple mes de iniciado el viaje. Cuatro meses de cargar la mochila al hombro. Alegría, tristeza, adrenalina, miedo, encanto, mezclas de sentimientos que se exteriorizan en distintas dosis conforme a como se encuentre alineada la luna.

Sigo el viaje, sigo buscando eso que no se que, pero lo busco. Mientras tanto dejo que los paisajes que se erigen mientras camino me quiten el aire, se dejen retratar bajo el marco de mi lente, se dejen describir con la tinta de mi pluma.

Hoy me levanto en Cuenca, el mañana es incierto y la incertidumbre crea una mística tenebrosa y encantadora a la vez. Y el tiempo dirá como es que sigue la historia.

5/8/12

Una vuelta de tuerca


Sábado 7 am. Despertarse, preparar el mate y partir hacia los puestos de artesanos. Eso es lo que  hicimos Maru, Martín y yo. Así es como el viajero se gana la vida para seguir adelante, así es como se aprenden un sin número de cosas nuevas.

Antes de viajar, presupuesté una cantidad de dinero mensual que me permitiría viajar tranquila por un tiempo determinado.

Con el correr del tiempo, empecé a sentir el peso de gastar de una cajita que lamentablemente no es una cajita sin fondo y de alguna manera, en los momentos más tranquilos del viaje, comencé a aburrirme.

Eso de alguna manera despertó la curiosidad por hacer, al principio no sabía bien que, pero quería ser capaz de generar el dinero para cubrir al menos los gastos básicos del día a día.

Como novatísima fotografa me enfrenté a la posibilidad de exponer mis retratos y hacerlos públicos a cambio de una moneda. Fue duro, sobre todo porque de cada diez ofrecimientos, casi el total suelen ser rechazos.

Ahora, en Vilcabamba, luego de haber tenido postergada la fotografía por un tiempo y abocarme a otros trabajos en donde el desplante duele menos, salí a la carga nuevamente.

Luego de haber entendido como funcionaban las cosas en Vilcabamba, Martín Maru y Yo nos fuimos a Loja, a comprar un par de insumos para la venta de fin de semana. Con una selección de 20 fotos en mi memoria tragué saliva y erogué los 10 dólares que me resultaron las 50 copias.

El viernes anterior, me predispuse a preparar todo y el sábado 7 am estábamos listos para salir a la carga. La idea era asegurarse uno de los limitados puestos que los artesanos tienen habilitados en una galería en el pueblo.

Llegamos con un amplio margen para acomodarnos a gusto. Entre fotos, vestidos que los chicos trajeron en un viaje anterior de la India y unos panqueques con dulce de leche para repartir en la plaza nos armamos el puesto.

El día vuela cuando uno se rodea de gente con buena energía y en medio de charlas y mates todos logramos buenas ventas.

Lo que uno gana lo mide en días de alojamiento o comidas que tiene cubiertas y así uno se hace camino al andar.

Entonces lo bueno del viaje, sobre todo cuando uno cuenta con un respaldo de dinero por si algo ocurre,  es que trabaja de lo que quiere, cuando quiere y como quiere. A cada paso surgen nuevas ideas y se aprenden cosas que uno nunca hubiese imaginado que aprenderían. Así se viaja. No de vacaciones sino como uno más que se pierde en el montón. Y es así  como ahora engroso mi CV.



Vivir en comunidad


Llegué a Vilcabamba con Maru y Martín, surcando sierras vastas en vegetación y tierras a veces coloradas, en una mezcla que me recordó a Misiones y a veces a Córdoba.

Llegamos a la casa de Tom, un americano, jubilado en el 2000 que vive en Vilcabamba hace dos años. Con un pasado hippie y un presente ecológico, Tom vive a 4 kilómetros del pueblo en una casa pequeña a orillas del río que ocupa menos que su frondosa huerta. Es vegetariano y sólo consume productos orgánicos.

Pero además Tom tiene un proyecto que inspira. Hace 7 meses comenzó la construcción de una comunidad autosustentable en un terreno de 3 hectáreas que adquirió a unos 25 minutos a pie desde su hogar.

Actualmente, la comunidad está en construcción, posee plataciones de bananas, árboles de cítricos, brócoli, lechuga, cebollas, algunas especias como cilantro y perejil y posee alrededor de 30 gallinas ponedoras de huevos. Posee además un invernadero, habitaciones para los miembros de la comunidad, un baño seco (los desechos son drenados con aserrín) y una cocina que funcionará además, como espacio común de intercambio. Las habitaciones que está construyendo poseen paneles solares y sus paredes se están levantando con botellas de vidrio.

Allí es en dónde pretende vivir, en una casa construída en un árbol a una altura en donde puede apreciarse la belleza del valle.

Allí también pretende albergar a todo aquel que quiera ser parte de su proyecto, según él, preferente latinoamericanos, y especialmente artistas (payasos, músicos, bailarines) con los que pueda aprender.

Tom, nos muestra que existe otra forma de vivir. No se trata de estar en contacto con la naturaleza, se trata de hacerse uno con ella. Se trata de cuidarla y cuidarnos, teniendo como base los preceptos de la integridad, la solidaridad y el respeto por los otros y la madre tierra.

Paredes realizadas con botellas recicladas para los cuartos de los voluntarios.

Por otro lado está Rumiwilco, el lugar en donde acampamos unos días.
Rumiwilco es un ecolodge admiistrado por dos argentinos, ambos biólogos que viven en Vilcabamba hace ya mas de 20 años.

Sensibles a los ecosistemas saludables y a la belleza natural, se instalaron en el valle, muy cerca del Parque Nacional Podocarpus, una de las áreas de mayor biodiversidad del mundo.

El Bosque Protector Ecoalbergue Rumiwilco, representa un intento para evitar la
desertificación que se viene gestando en pos de la agricultura y la ganadería como medio de obtención de mayores ganancias por parte de los productores.

El financiamiento del proyecto se obtiene del albergue creado que recibe a viajeros de distintas partes del mundo. Con estos ingresos se reciclan los intentos hacia un esfuerzo conservacionista y también colaborar con trabajo voluntario e investigación científica.

Cuenta con espacios para acampar y cabañas privadas o compartidas. Allí se produce café, dulces y granola. Tiene tarifas especiales para voluntarios.

Para más información se puede acceder a la siguiente página web: www.rumiwilco.com

Camping Rumiwilco

Vilcabamba, el pueblo de la vida eterna


Vilcabamba es un pequeño pueblo ubicado al sur las sierras centrales de Ecuador. Es el pueblo de la longevidad y en donde las flores florecen en los tejados.

Se caracteriza por porque sus habitantes suelen tener una esperanza de vida superior a los 80 años. Los motivos de dicho fenómeno, según dicen los que saben, son las cálidas temperaturas del valle que se mantienen estables durante todo el año, el agua pura (principalmente la del río Yambala), y la presencia de varios minerales.

Se hizo conocido luego que un japonés viajase hasta la zona con un cáncer terminal y se curara por completo. Luego de ello, fundó el hospital de Vilcabamba y dio a conocer esta maravilla al mundo.

A partir de allí, muchos individuos europeos y americanos (principalmente ex combatientes de la guerra de Vietnam) se han instalado en el valle.

Según el censo de 2010, Vilcabamba posee una población de 4778 habitantes, 400 de los cuales son extranjeros (aunque se estima que en los últimos dos años este número se ha duplicado).

En los recorridos por la ciudad nos intrigaba mucho la idea de encontrar al menos dos o tres octagenarios con quienes charlas, los cuales pudieran darnos la clave del elixir de la vida eterna. Solo dimos con uno, el Sr. Carpio, que con 95 años nos dijo que él no era gran novedad, comparado con su padre, quien vivió hasta los 130 años.

Aunque dicha característica del pueblo sigue atrayendo a muchos curiosos y se pueden ver algunos abuelos, esto actualmente es más un mito que una realidad.

Para más información sobre la ciudad, se puede consultar el sitio www.vilcabamba.ec.org


Experiencia Couchsurfing


Para aquellos que viajan con un presupuesto limitado, couchsurfing es una alternativa útil para reducir costos.

Pero couch es mucho más que eso, es una manera de conocer el lugar desde los locales.

Couchsurfing opera como facilitador entre personas que pretenden hospedar gente en su casa y viajeros en busca de alojamiento.

La cuestión es simple. Para ser miembro de couchsurfing, sólo basta con completar una serie de datos para crear un perfil personal. En el mismo deben especificarse determinadas cuestiones, como intereses, experiencias de viaje anteriores y otros indicios que ayuden a quien se encuentra del otro lado a conocer a la persona que pide (u otorga) un couch o sofá.

Couchsurfing ofrece además la opción de validación de datos. Para validar los datos hay que pagar a través de tarjeta de crédito una determinada suma de dinero y brindar datos personales como nombre completo y dirección. A partir de ahí, miembros de couch envían a la dirección recibida una postal con una clave. Esa clave, una vez ingresada en la página, sirve para finalizar el proceso de validación. Los miembros validados poseen un tilde verde en su perfil, el cual permite al resto de los miembros saber que dicha identidad es real.

Si bien no todos los miembros están validados (en mi caso yo no tengo validación de datos) el sistema funciona de modo tal que cada persona con un perfil, pueda agregar como amigos a personas que haya conocido y sean también miembros de esta red (por haber estado alojados en su casa, por haber dado alojamiento o simplemente personas con las que se haya compartido alguna experiencia).

Al completar los datos de la persona que se agrega (couchsurfing solicita agregar datos acerca del modo en que se conoció a la persona, calificar la experiencia como positiva, negativa o neutral, entre otros) existe la opción de dejar una referencia (esto si bien opcional es lo más importante). Esta referencia es la que permite a quien se encuentre del otro lado, conocer más acerca de la persona a la que se le solicitará (o prestará) alojamiento y sus experiencias con otras personas en couchsurfing. Las referencias hacen a la "reputación" del miembro facilita la obtención de un sofá durante el viaje.

Es importante mencionar que no es obligatorio dar couch (una persona puede solicitar couch y no tener el lugar o la voluntad de querer hospedar). Aunque personalmente recomiendo hacerlo ya que resulta una experiencia muy enriquecedora.

Para todo aquel que no esté dispuesto a dar couch existe la opción de acompañar al viajero en una visita por la ciudad o simplemente brindarle información a través de mensajes privados acerca del lugar que visita.

Couchsurfing ofrece también un espacio en donde los viajeros pueden ser miembros de grupos divididos en función de los intereses de cada uno, y participar en las actividades publicadas en el sitio, conforme al lugar en donde se encuentren.

Para ser miembro de couchsurfing ingresa en www.couchsurfing.org.