Pero, cuando viajero sin tiempo ni rumbo, las cosas afortunadamente suceden al revés. Eso es lo que explica que mi viaje de Salento a Medellín me haya hecho sentir de alguna manera como Tom Hanks en "La terminal".
Salento es un pueblo bellísimo pero particularmente caro comparado con otros destino en Colombia. Y eso no sería un problema si al menos fuera fácil generar ingresos (y doy fe basandome en mi experiencia no tan exitosa por intentar venderles trufas a los pueblerinos).
Entonces, para amortizar los gastos que habíamos tenido en Salento decidimos con mi compañero de viaje, ahorrarnos la noche de hospedaje y hacer que el bus oficie de alojamiento previo a realizar algunos contactos mediante Couchsurfing esperando respuestas favorables para cuando llegaramos a la terminal de Medellín
Tomamos entonces el bus de 5 y media de la tarde en Salento rumbo a Pereira. En media hora estabamos en la terminal. Luego de negociaciones arduas por obtener alguna rebaja en el pasaje, logramos conseguir un bus de 34.000 pesos en 23.000 a las 11 de la noche.
Empezaba así la primera parte de la espera. Jugando truco, chin chon, leyendo, escuchando música, contandole historias de mi infancia a mi actaul compañero de viaje casi a modo de terapia, escuchando las suyas, uno, dos tres, cuatro cigarrillos, comparando precio, calidad y cantidad de la comida de todos los locales dentro de la terminal para finalmente decidirme por una empanada que de arroz y "carne".
Once de la noche, tomamos el bus. Pereira Medellín, otras 5 horas de poco sueño debido a la vista panorámica del primer asiento del bus, que daba cabal cuenta de los movimientos violentos del vehículo al ritmo de las incesantes curvas y contracurvas.
Medellín, 4 am. Esperariamos hasta el amanecer para verificar noticias de nuestro pedidos de alojamiento por medio de Couchsurfing. Café y pan para un desayuno anticipado. Otra vez, música, lectura e historias.
9 de la mañana. Recibimos un mensaje positivo de recibimiento pero sin demasiados datos. Contestamos. Se nos habían acabado las ideas y estabamos cansados. - ¿Que hacemos? ¿Vamos a un hotel? ¿Y si despues nos contestan y nos tenemos que volver a cruzar la ciudad? -. Si nos iban a alojar no tenía sentido irnos a un hospedaje. No da para pagar un alojamiento entonces. - No, esperemos un ratito mas, ¿vos tenés algo que hacer?.
10 de la mañana, cafe y empanadas. 11 de la mañana, me tomaría unos mates con pancitos. - Pará que me voy a la oficina de información y le pido un mapa de Medellín-. -Che, la loca de información no tiene idea de nada-. -Bueno ¿que hacemos? yo hasta las 3 de la tarde me la banco-.
12 de la mañana. Mensaje del cielo. Nos estaba esperando una amiga de un amigo que vivía en Medellín, la llamo. -Dice que nos espera en el Parque Explora-. -Bueno, vamos para allá-.
17 horas entre terminales y buses. Muertos de sueño, en contra de la corriente, dejando que las cosas pasen a su debido tiempo, sin estrés por esperar. Mientras el tiempo pasa, aprovecho para actualizar mi blog.
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