15/1/13

¿Los sueños, sueños son?


La vida es sueño y los sueños sueños son, decía Calderón de la Barca en su obra La vida es Sueño. Esa frase siempre me sonó a derrota, siempre me hizo ruido. Ahora, lo entiendo distinto. Ahora veo el vaso medio lleno. Ya no la leo como "es un sueño y los sueños no se materializan" sino todo lo contrario.



Quizás el problema es la importancia que le asignamos a la palabra. En mi caso particular, creo que reviste demasiada presencia, es como cuando la abuela se para frente a nosotros con cara de enojada cuando somos chicos porque nos mandamos alguna. La adoramos, con el alma, pero cuando la abuela se enoja seguro que la pifiamos nosotros.


Cada vez que uno se para frente a sus sueños experimenta una sensación similar. Te sentís chiquito, desorientado, y el respeto termina por convertirse en miedo. Un miedo que nos paraliza, de a poco, hasta dejarnos quietitos, ahí donde estábamos y en donde creemos estaremos siempre.


El sueño reconforta mientras lo soñamos y nos golpea duro cuando queremos alcanzarlo. ¿Por qué? ¿Por qué es más fácil dejar nuestros sueños de lado y asumir la imposibilidad de que se conviertan en realidad? ¿El problema es que el sueño es inalcanzable o somos nosotros que no nos animamos a enfrentarlo?.La vida, como un comentario de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos, decía Cortázar.


Los sueños, son sueños, es verdad, están ahí. Pero dejarlos al costado no nos hará la vida más fácil sino todo lo contrario.  El sueño crece, porque el soñador lo alimenta a veces de manera consciente  otras de manera inconsciente, lo sueña despierto, lo acaricia con sus pensamientos cada vez que el día, ajetreado y rutinario, baja el telón, lo comenta con sus seres más queridos, lo sueña y lo sueña...
Podemos intentar ignorarlo pero seguro nuestra vida se transformará en una pesadilla,mientras que el sueño nos mirará de reojo, un tanto triste, un tanto acongojado, pero siempre, siempre, permanecerá allí.


Los sueños, sueños son, siempre lo serán, el problema no es éste. El problema es que le otorguemos la cualidad intrínseca de ser imposibles de materializar.


Nunca pensé en el viaje como un sueño, pero quizás lo fue. Quizás escondía un sueño más profundo. A veces los sueños no están claros, son sensaciones, pulsos fuertes, descargas de electricidad sobrenaturales. Si me preguntan cuál es mi sueño, me resultaría difícil  explicarlo. Creo que moriría ahogada por las fastidiosas palabras que utilizaría para lograr tal cometido. De lo que estoy segura es que ir por ello es la sensación más feliz que he experimentado jamás.


Hoy, estoy persiguiendo otras cosas, cosas que siempre quise hacer y "nunca pude" o en virtud de verdad, siempre ignoré por distintos motivos. Y tengo miedos, inquietudes, pero ¿qué más da? ¿qué puedo perder?


No soy adepta a ninguna religión, pero les sugiero algo: tengan fe. Lo difícil es empezar, pero cuando eso ocurre, cuando uno ha tomado la decisión de virar la proa hacia sus sueños, algo cambia. Hay un antes y un después, resuenan trompetas dentro nuestro anunciando un triunfo que nos desborda de emoción. Otro mundo se erige frente a nosotros, un mundo que siempre había estado allí pero que nunca habíamos parado a mirar. Y cuando el sueño se cumpla vendrá otro y así otro más y estaremos preparados para vivirlos, estaremos ansiosos por vivirlos. Seremos adictos a soñar y lo que es mejor, tendremos el coraje para ir por ellos.

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